miércoles, 18 de junio de 2014

High school.

"Hay una verdad universal, que todos debemos afrontar queramos o no, al final todo se acaba. Por mucho que deseara que llegase este día, nunca me han gustado mucho los finales...El último día de verano, el último capitulo de un buen libro, separarse de una buena amiga.
Pero los finales son inevitables. Llega el otoño. Cierras el libro. Dices adiós. Hoy es uno de esos días  para nosotros. Hoy nos despedimos de todo lo que era familiar, todo lo que nos resultaba cómodo. Pasamos esa página. Pero solo por que nos vamos , y eso duele...
Pero hay personas que son una parte tan importante de nosotros que estarán siempre ahí pase lo que pase. Ellos son nuestra tierra firme, nuestra estrella polar, y esa voz de nuestro corazón que siempre nos acompañara..."

¿Cuántas veces hemos deseado que llegase este momento? Acabar el instituto. Yo, personalmente, desde el primer día. Las clases insufribles, los profesores que por alguna extraña razón les molestaba verte feliz, las horas muertas sin poder irnos porque éramos demasiado pequeños, esos compañeros que nunca te permitieron llevar una vida del todo tranquila. Para mi, desde el primer día del segundo curso del instituto, mi única meta era acabar, salir de ahí. Sabía que lo que venía después era más duro, pero era diferente, y estaba cansada de todo lo que era igual.
Hoy  hace un mes que terminé, oficial e irrevocablemente el instituto. Fin. Se acabó. Y quizá he tenido que llegar hasta el último curso  para darme cuenta de que todas esas cosas horribles, hoy me han hecho más fuerte. Y agradecer, una y mil veces, a esas personas, profesores y compañeros, que me llevo conmigo y que sé que de un modo u otro, forman parte de mi. 
No me siento más adulta, ni más inteligente, seguramente no recuerdo la enorme mayoría de los conocimientos que he adquirido en el instituto sobre Historia, Filosofía... Pero aún así si me siento más preparada, más capaz y sé que no habría sido así sin todas esas durezas que se me han puesto de camino y que casi siempre, han podido conmigo. 
Ahora lo pienso, y ojalá pudiese quedarme para siempre en el instituto. Lo perfecto que fue el primer curso, lo pérdida que me sentí en el segundo, lo lista que me creí en el tercero, lo maravilloso que fue el cuarto, lo duro que fue el quinto, y lo mucho más duro que ha sido el sexto. Seis años que además de dentro de las aulas, han estado llenos de altibajos, de problemas, de decepciones, de dolor, de soledad e incomprensión, pero también de sorpresas, que ilusiones, de personas increíbles y de un amor eterno. Seis años de los cuales no cambiaría ni un segundo, porque me han traído hasta donde estoy, diciendo adiós a mi vida del instituto, cerrando ese capítulo y comenzando uno nuevo, con pocas cosas en común, pero sin duda, las más importantes. 

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