martes, 11 de noviembre de 2014

Ducking.

Muchas veces no sabemos valorar lo que tenemos porque sencillamente está ahí, y creemos que va a estar siempre. Supongo que es cierto y por eso muchas veces no me doy cuenta la enorme suerte que tengo, ¿sabéis por qué? Porque tengo una amiga. Sí, parece una tontería y muchos pensaréis, pues yo también, pero no es una amiga cualquiera, es una amiga patito, y seguro que ninguno de vosotros tiene una igual. Y es que sé que suena a tópico eso de "no tenemos nada en común pero somos amigas", y en parte es cierto, pero nosotras si tenemos muchas cosas en común, la poca paciencia con la gente, el caracter, la intolerancia a la hipocresía, la exclusividad con la confianza... un par de joyas vaya jajaja. No, ya hablando en serio, quizá muchos días de instituto salíamos que no nos podíamos ni ver pero siempre volvíamos al día siguiente como si nada, como los niños pequeños, como las buenas amigas. Y es que segundo de bachillerato puede dinamitar muchas relaciones pero la nuestra la ha fortalecido, y por eso me alegro de haber pasado ese mal trago con ella. Aún me río pensando en anécdotas como cuando la de historia se equivocó sumándole la nota del examen y le daba suspenso, cuando le poníamos carteles diciéndole que la queríamos para desconcentrarla en clase, cuando le encontrabamos faltas de ortografía en las diapositivas, cuando nos cruzábamos con la de filosofía viendo como ibamos a irnos en su clase, las clases de literatura quejándonos de las cursilerias de Márquez... ¿cómo era? "Rocío, no me mires con esa cara de aburrimiento..." jajaja qué buenos tiempos. 
Pero Rocio no es esa compañera de clase con la que te ríes y meses después de graduarte si te he visto no me acuerdo, porque ¿cómo olvidarse de alguien que es capaz de darte un abrazo y un manotazo en la misma frase?, y sobre todo ¿cómo olvidarse de alguien que en un año ha llegado a conocerte muchísimo más que gente en cinco veces más tiempo? Siempre me ha parecido arriesgado dar ese cien por cien, dejar que alguien me conozca del todo porque eso le da la posibilidad de hacerme daño cuando quiera, pero con Rocío no era algo que yo eligiese, ella quitaba capa a capa todas mis barreras demostrando que nunca me faltaba, que en los momentos más jodidos siempre estaba ahí y que nunca traicionaría esa confianza. Por eso, hoy, un año y pico después puedo decir que Rocío López me conoce, sabe todo de mí, y que me alegro de ello, porque cuando siempre intentas esconderte de la gente, tener a una amiga con la que no tienes que fingir nada es un gusto enorme. 
Y, patitio, sabes que podría ponerme aún más boba y poner cosas aún más moñas pero todas esas ya las sabes, ya sabes qué eres para mí, ya sabes todas las veces en las que me has ayudado, y por eso sólo puedo decirte que estaré siempre agradecida, que aunque no sabemos lo que nos tiene preparado el futuro y quizá dentro de años ya no sepamos una de la otra, cuando alguien me pregunte por tí, yo solo podré decir que eres una de las personas más increíbles que me he cruzado y que me siento muy afortunada de tenerte en mi vida. 
Te quiero patitamente mucho.