sábado, 15 de agosto de 2015

Cicatrices.

Alguien hace tiempo me dijo que las cicatrices hacen a la gente bella, que la hacen diferente, única. Yo me pasé años ocultando mis propias cicatrices, las reales y las figuradas, porque no creí a aquella persona. Pero luego me di cuenta de que la ropa sienta mucho mejor cuando se te ven las cicatrices, que las historias que vienen unidas a ellas dan para muchas cervezas con amigos contando anécdotas, y que sí, efectivamente, me hacen única.
No podría relatar todas mis cicatrices y tampoco quiero, hay algunas de las que aún no he aprendido a sentirme orgullosa, pero hay otras que sí. Para empezar, tengo una A de color rojo escarlata pegada al pecho que me hizo entender que aunque la gente dice que en el amor y la guerra todo vale, sólo es una excusa para luego juzgarte y marcarte como se marca a los animales en las granjas. También tengo una cicatriz con la forma de Australia muy cerca del alma, que me recuerda cada vez que me asomo a verla que es muy fácil soñar y que también es dulce hacerlo con quien crees que estará ahí cuando cumplas tus sueños, pero que la vida suele tener otros planes para ti y es muy difícil que los caminos no se separen. Otra de mis cicatrices es la carretera que une mi ciudad con mi hogar, y me recorre de punta a punta; con ella veo lo lejos que puede estar la gente que te importa y lo jodido que es cada centímetro, cada milímetro que te separa de tu familia. Mi siguiente cicatriz parece escrita con un bisturí formando una palabra en hawaiano que dicen, significa familia, y me avisa los días que va a llover; me recuerda que cuando se es demasiado cobarde como para dar explicaciones por miedo al rechazo, sólo se puede perder. 
Aunque las heridas que dejaron esas cicatrices dolieron como demonios, son mis cicatrices, y me gustan. Edward Manostijeras enamoró a Kim aunque estuviese cubierto de cicatrices ¿no? Yo tengo a mi versión de Kim, un hombre que ama mis cicatrices como yo le amo a él. Eso me ayudó a darme cuenta de que no puedo pasarme toda la vida ocultando mis heridas porque es inútil y sobre todo, porque sin ellas no sería yo.

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